martes, 10 de diciembre de 2013

Necesidades educativas de la superdotación

Necesidades educativas de la superdotación
 
A) El superdotado es un niño con necesidades educativas especiales.

Hoy en día todo el mundo parece estar de acuerdo con este enunciado, sin embargo ya hemos comentado la falta de programas específicos desde la administración pública, especialmente en algunas comunidades autonómicas.
La mayoría de asociaciones de padres de este colectivo son tremendamente críticas con el estado actual de la situación. Parte del problema deriva de un modelo educativo demasiado inflexible, que no prioriza las altas capacidades, que no cuenta con recursos para la detección temprana ni de adaptaciones curriculares adecuadas para este colectivo.


 



B) Necesidad educativa en el aula.

En consecuencia, la escuela debería plantearse y llevar a cabo una serie de adaptaciones básicas sobre los materiales existentes, sobre el currículo escolar y, especialmente, sobre el papel del maestro y su forma de enseñar dada su repercusión sobre el superdotado.
Siguiendo el planteamiento de algunos especialistas, el profesor del aula ordinaria no debería olvidar algunas de las necesidades específicas que precisan estos niños y en la medida de lo posible implementarlas:


1) A nivel psicológico:

Proporcionarles un entorno intelectualmente dinámico. Combatir el posible aburrimiento en determinadas materias a base de facilitar que los compañeros y él mismo pueda intervenir de alguna manera sobre los contenidos y no sean meros agentes receptivos.
Flexibilidad en sus actividades y horarios. Normalmente no toleran bien interrupciones en su trabajo si no obedecen a una razón aceptable.
No ejercer una excesiva presión respecto a rendimientos, notas o expectativas. No se debe dar por supuesto de que siempre debe sacar las mejores notas o saberlo todo.
Supervisar la relación con sus iguales.
Puede ser objeto de fácil etiquetado (“sabelotodo”, “cerebrito”, etc.) y presentará dificultades al no coincidir sus intereses con los de la mayoría. A veces reaccionará con un humor sarcástico y sofisticado para defenderse.
Recordar siempre que pese a su avanzada capacidad cognitiva no ocurre lo mismo con sus necesidades afectivas o emocionales que se sitúan en igualdad con los de su mismo grupo de edad (disincronía evolutiva).

2) A nivel social:



El principal reto consiste en conseguir que se sientan integrados y aceptados en clase. Sus peculiaridades, ya hemos comentado, los hacen objeto de burla fácil. Un entorno donde pueda confiar en sus profesores y compañeros es el mejor remedio para que ellos tengan claro que es lo que se espera a nivel social y el efecto que su comportamiento tiene en los demás.
Es habitual que sus intereses específicos muy centrados en el conocer o descubrir dé una imagen en los iguales, aparentemente fría, distante y con poca empatía. Para ellos, algunos de los temas de preocupación recurrente en sus iguales (fútbol, moda, juegos, etc.) no le suscitan ningún interés y no dudan en calificarlos de banales o frívolos. Ello crea más distancia con sus compañeros.
Al respecto, puede resultar útil plantear dinámicas de grupo en los que hablemos de determinados temas (también los “triviales” por ejemplo el fútbol) y se ponga de relieve el respeto a la diversidad de opiniones y la riqueza que eso supone como parte del funcionamiento social humano.

3) A nivel intelectual:

Introducir una enseñanza individualizada en las materias específicas en las que superan a los demás compañeros, adaptando sus programas para que puedan contar con un ritmo más rápido, asignaturas especiales u opciones alternativas.

Facilitarles el acceso a recursos adicionales de información en arte y ciencia y, cuando sea posible, el contacto con profesionales expertos en distintos campos. Esto no debe entenderse como una imposición sino como un acompañamiento en sus inquietudes.

Debemos ser capaces como maestros o padres de incentivar su desarrollo personal pero también hacerlo capaz de compartir con los demás sus intereses y habilidades.
Estos niños no siempre deben liderar todos los grupos y situarse al frente de las decisiones, sino que deben también aprender a asumir otros roles como parte fundamental de su desarrollo e integración social. Para ello podemos introducir actividades de interacción en grupo que desarrollen la capacidad social y la capacidad de liderazgo, pero también, actividades que fomenten el aprendizaje cooperativo.

Hay que proporcionarles estímulos suficientes para que potencien su creatividad y puedan utilizar sus habilidades para resolver problemas y efectuar investigaciones más allá del material estandarizado.
En clase preferirán las preguntas abiertas y las actividades de aprendizaje que fomenten el pensamiento creativo que requiere fluidez, flexibilidad y originalidad.

Uno de los peores enemigos de estos niños en el aula es la monotonía y la rutina con poco espacio para poder participar o aportar nada.

 

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